ꕥ ¡Hola a todos/as!
Francis tenía 20 años cuando ingresó en el psiquiátrico Western State Hospital. Pero un reencuentro con el hospital remueve algo profundo en la mente de Francis: unos recuerdos sombríos sobre los truculentos hechos que condujeron al cierre del psiquiátrico y el asesinato sin resolver de una joven enfermera. La policía sospechó de un paciente, pero ahora con la reaparición del asesino, se conocerá la verdad.
La historia está narrada en tercera persona y como protagonista tenemos a Francis. Éste va explicando como fue su vida y todo lo que vivió des de el momento en que entró al psiquiátrico. También nos encontramos algún que otro párrafo suelto en primera persona en la que Francis nos habla sobre el presente.
La trama y la manera de narrar la historia me recordó muchísimo a la película de Joker. Plasmar de manera tan natural y real lo que sufre una persona al tener una enfermedad mental. El tabú y el rechazo que existe en general en esta sociedad hacia estas personas es de una crítica brutal.
Es una historia muy injusta y muy dura. En la mayoría de escenas que nuestro protagonista Francis sufre lo que supone estar en un psiquiátrico y lo que conlleva tener una enfermedad mental sentí mucha impotencia y lástima. El hecho de que tenga que sentirse inferior por estar loco, que se le ponga continuamente en duda por que su mente le juega malas pasadas... El libro plasma a la perfección todo lo que sufren las personas con enfermedades mentales.
Conocemos a otros personajes ingresados en el psiquiátrico, pero no por sus nombres personales, si no por motes: Larguirucho, Bombero, Cleopatra, Napoleón, Noticiero, Bailarín... Todos son especiales y consiguieron que les cogiera muchísimo cariño. Cada uno con sus tipos de delirios diferentes y en los cuales los motes tienen mucho que ver.
En concreto, Peter y Lucy me han encantado. La historia de Lucy me parece fascinante y al momento empaticé muchísimo con ella. Peter es tan especial que me enamoró enseguida. Pero Francis... ¡Ay Francis! Me robó el corazón des de la primera página.
El hecho de que una investigación policial sobre un crímen sea en un psiquiátrico y que ésta historia la explique Francis, una persona que tiene una enfermedad mental la cual le provoca escuchar voces, me parece fascinante. Estas dos tramas juntas en una sola y mezclarlas de esta manera tan mágica, me parece increíble.
A medida que avanza la trama se pone cada vez más interesante. A pesar de que la resolución del asesinato no se descubra hasta prácticamente el final, en ningún momento se me ha hecho pesado ni mucho menos lento, y eso que tiene casi seiscientas páginas. Cada capítulo era una nueva aventura que leer dentro de ese psiquiátrico. Me parece fascinante la pluma que tiene Katzenbach para describirlo.
El final me emocionó muchísimo y creo que se convertirá en unos de mis libros favoritos de la vida.
Alba. ♡
Francis tenía 20 años cuando ingresó en el psiquiátrico Western State Hospital. Pero un reencuentro con el hospital remueve algo profundo en la mente de Francis: unos recuerdos sombríos sobre los truculentos hechos que condujeron al cierre del psiquiátrico y el asesinato sin resolver de una joven enfermera. La policía sospechó de un paciente, pero ahora con la reaparición del asesino, se conocerá la verdad.
La historia está narrada en tercera persona y como protagonista tenemos a Francis. Éste va explicando como fue su vida y todo lo que vivió des de el momento en que entró al psiquiátrico. También nos encontramos algún que otro párrafo suelto en primera persona en la que Francis nos habla sobre el presente.
La trama y la manera de narrar la historia me recordó muchísimo a la película de Joker. Plasmar de manera tan natural y real lo que sufre una persona al tener una enfermedad mental. El tabú y el rechazo que existe en general en esta sociedad hacia estas personas es de una crítica brutal.
Es una historia muy injusta y muy dura. En la mayoría de escenas que nuestro protagonista Francis sufre lo que supone estar en un psiquiátrico y lo que conlleva tener una enfermedad mental sentí mucha impotencia y lástima. El hecho de que tenga que sentirse inferior por estar loco, que se le ponga continuamente en duda por que su mente le juega malas pasadas... El libro plasma a la perfección todo lo que sufren las personas con enfermedades mentales.
Conocemos a otros personajes ingresados en el psiquiátrico, pero no por sus nombres personales, si no por motes: Larguirucho, Bombero, Cleopatra, Napoleón, Noticiero, Bailarín... Todos son especiales y consiguieron que les cogiera muchísimo cariño. Cada uno con sus tipos de delirios diferentes y en los cuales los motes tienen mucho que ver.
En concreto, Peter y Lucy me han encantado. La historia de Lucy me parece fascinante y al momento empaticé muchísimo con ella. Peter es tan especial que me enamoró enseguida. Pero Francis... ¡Ay Francis! Me robó el corazón des de la primera página.
El hecho de que una investigación policial sobre un crímen sea en un psiquiátrico y que ésta historia la explique Francis, una persona que tiene una enfermedad mental la cual le provoca escuchar voces, me parece fascinante. Estas dos tramas juntas en una sola y mezclarlas de esta manera tan mágica, me parece increíble.
A medida que avanza la trama se pone cada vez más interesante. A pesar de que la resolución del asesinato no se descubra hasta prácticamente el final, en ningún momento se me ha hecho pesado ni mucho menos lento, y eso que tiene casi seiscientas páginas. Cada capítulo era una nueva aventura que leer dentro de ese psiquiátrico. Me parece fascinante la pluma que tiene Katzenbach para describirlo.
El final me emocionó muchísimo y creo que se convertirá en unos de mis libros favoritos de la vida.
Alba. ♡
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