★★★★☆ (4/5)
¡Hola a todos/as!
El inspector Domenico Garini, de la Questura de Florencia, es a las puertas de la jubilación y de volver a su Siena natal para vivir el retiro con tranquilidad. Pero la intención de llegar al final de la carrera policial con placidez se esfuma. Las investigaciones que, a lo largo de los años, ha desenvuelto con corrección sufren una doble complicación. Por un lado, aparecen tres cadáveres en el valle del Chianti y entra en escena un agente de la Interpol enigmático y autoritario. Y por el otro lado, se produce un asesinato en Roma que la policía atribuye a un asesino que el inspector había investigado décadas atrás: el Maltés. El inspector va a Roma con la misión de asesorar al equipo de investigación del crimen. Mientras tanto, el Maltés se mueve rápido y lejos de su alcance: esta vez hacia Florencia.
La historia está narrada en tercera persona y protagonizada por el inspector Domenico Garini y la agente Brunni.
La trama gira en torno a la investigación policial de esta pareja sobre unos asesinatos con un modus operandi muy parecido a los de “El Maltès”, un asesino en serie al cual ya se enfrentó Garini y con el que parece que tiene alguna cuenta pendiente. La incorporación de la joven Brunni hará que este dúo se complemente el uno al otro para poder solucionar el caso.
La acción del libro es trepidante, además de ser corto, se lee en un suspiro porque no existe ningún tipo de relleno. En ese sentido fue un buen libro muy completo y coherente.
Los personajes son la clave en esta historia, sobretodo el del asesino, “El Maltès”. Los capítulos protagonizados por él en los cuales se nos explica un poco el motivo de los asesinatos hacen que empaticemos con él y que podamos llegar a entender lo que le impulsa a cometerlos.
Me estreno con la pluma del autor y la verdad que me ha fascinado. Tiene todo lo necesario para que me guste.
El final es abierto así que estoy deseando ir a leer la segunda parte porque promete.
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