★★★★★ (5/5)
¡Hola a todos/as!
Úrsula Bas, escritora de éxito, lleva una vida aparentemente anodina en Santiago de Compostela. Un viernes de febrero sale de su casa para dar una charla en una biblioteca y no regresa. Su marido, Lois Castro, denuncia su desaparición al cabo de veinticuatro horas. Úrsula, que permanece encerrada en un sótano, conoce bien a su secuestrador —un admirador en cuyas redes se ha dejado envolver sin oponer la menor resistencia— y sabe que tarde o temprano la matará.
El inspector Santi Abad, reincorporado al cuerpo de policía tras un año y medio de baja psiquiátrica, y su compañera Ana Barroso, que acaba de ser nombrada subinspectora, inician una búsqueda sin tregua con la ayuda del nuevo comisario, Álex Veiga. Todos sus pasos les dirigen hacia otro caso sin resolver: el de Catalina Fiz, desaparecida en Pontevedra tres años antes, y hacia un asesino que parece estar tomándose la justicia por su mano.
La historia está narrada, por un lado, en tercera persona y protagonizada por Santi y Ana mayoritariamente, y por otro lado por Úrsula en primera persona.
La trama gira en torno a la investigación de Santi y Ana por descubrir quién ha secuestrado a Úrsula y por encontrarla viva a toda costa. La acción y el suspense son increíbles y continuos, me costó mucho respetar las pautas de la lectura conjunta porque es muy difícil tener que dejar de leer, lo hubiera leído todo en una tarde.
La subtrama que acompaña a la principal es la vida personal de ambos policías, Santi y Ana, así como la relación entre ellos. La autora describe a la perfección esta relación dándole los puntos necesarios de importancia en el libro sin que sea el foco principal. Es genial como está llevada esta subtrama.
Todos los personajes del libro son lo más, cada uno imparte un papel necesario y justo en toda la trama y me gustaron todos muchísimo.
La pluma de Arantza es magia pura y es que no puede ser más envolvente y atractiva. Es un punto muy fuerte la manera de escribir de ella haciendo que sea un thriller policíaco de diez.
Y como no, ese final con ese culpable que jamás hubiese adivinado, ni mucho menos toda la trama que parecía esconderse detrás que me dejó muy sorprendida.
Yo solo pido más y más de Abad y Barroso.
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