★★★★★ (5/5)
¡Hola a todos/as!
Una noche, Michael Fitzgerald descubre a una joven muerta en su bañera al volver del supermercado. Al lado del cadáver, hay una pluma de gorrión. Aterrorizado, llama a la policía, que le interroga sobre la víctima, Alyssa Tepper, a la que él asegura no conocer. El detective Dobbs y la agente Gimble, del FBI, unen fuerzas en lo que parece un simple asesinato: cuando salen a la luz fotos en las que Michael aparece besando a Alyssa, es arrestado de inmediato, pero a las pocas horas aparece otra víctima con el mismo patrón: una pluma de gorrión colocada al lado del cuerpo. Cuando aparecen más, no solamente en Los Ángeles sino repartidas por todo el país, tienen claro que se enfrentan a un nuevo serial killer, al que apodan Birdman.
La historia está narrada en primera persona de la voz de Michael y Megan y en tercera persona de la voz de Dobbs, intercalando capítulos entre ellos a un ritmo trepidante. También capitanean la historia la doctora Rose, madre adoptiva de Michael y Megan, y Patchen, el director del orfanato donde estuvieron internados tanto Megan como Michael.
La trama gira en torno a unos asesinatos que parecen tener una conexión entre ellos: unas plumas de gorrión. A caballo entre el FBI y la policía local, iremos la lado de los agentes pisándole los talones al supuesto asesino de dichos crímenes. La relación entre la policía es genial y la actitud de estos, así como los diálogos entre ellos me parecieron sublimes.
Michael y Megan son un dúo único y espectacular con un papel sumamente importante en la historia que me cautivaron desde la primera página y por los que llegué a sentir admiración.
El ritmo es trepidante, en ningún momento decae ni la acción ni la historia en sí, todo ocurre tan rápido y tan claro que es tremendamente adictivo y atrapante. No hay palabras para describir el ritmo, es sencillamente perfecto.
Un final bestial que no esperaba y con una puerta abierta a una posible segunda parte que me moriría por leer.
Alba.
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