★★★★★ (5/5)
¡Hola a todos/as!
Desde una granja aislada, una mujer marca el número de la policía. Su voz aterrorizada reclama ayuda. Algo espantoso ha sucedido.Algo que deja a los agentes perplejos. Solo hay enigmas y una persona capaz de revelar los mensajes ocultos en el mal. Pero un temor acecha: saber que el juego nunca terminó…
La historia está narrada en tercera persona protagonizada íntegramente por Mila Vazquez, ex policía especializada en la búsqueda de personas desaparecidas.
Es la tercera parte de la serie de Mila y ha sido genial este caso que se ve obligada a investigar a pesar de ya no pertenecer al cuerpo. Guarda una relación indirecta con la primera parte de la serie llamada “El susurrador”.
Toda la trama gira en torno a una persona totalmente anónima donde no hay manera de saber su identidad y relacionada directamente con un asesinato múltiple en la casa de una familia. Desde lo que parece ser hasta lo que realmente es fue un continuo giro de guión en cada puñado de páginas que fui leyendo. Donato tiene ese poder de hacernos pensar algo que luego resulta ser todo lo contrario y es cuando nos desarma por completo.
El ritmo es frenético y la pluma es magia. Me encantó la manera de llevar la historia con los detalles necesarios y toda esa información sobre asesinos en serie y psicópatas que se nos da en pinceladas pero que tanto disfruto. Es genial como el autor lo acaba hilando todo para que acaben encajando todas las piezas del puzzle.
Los personajes son el punto fuerte de la novela, sobretodo Mila. Es un tipo de personaje que no había conocido nunca antes en otro libro y el cual sufre una enfermedad que es real pero que no conocía. La manera en como lo lleva el autor es fantástica.
Yo leí anteriormente el primero de la serie y directamente salté al tercero y pude entender toda la trama sin problema. Lo ideal es leerlo en orden pero se podrían leer de manera independiente sin problema.
El final de la historia promete muchísimo por la puerta abierta que nos deja a un cuarto libro donde las cosas se tienen que solucionar al cien por cien.
Alba.
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